En este libro Ernesto Bohoslavsky analiza cómo la Patagonia pasó de ser una región olvidada y denostada, considerada por algunos como “territorio maldito”, a ser desde 1870 aproximadamente un lugar disputado y codiciado por Argentina y Chile.
A comienzos del siglo XX los nacionalistas argentinos comenzaron a ver a la región austral como prácticamente chilenizada y viceversa para los chilenos. Entre estos grupos pisó muy fuerte la lógica del complot al interpretar que el país vecino se “apropiaría de la Patagonia”.
El autor analiza el origen de los relatos conspirativos a fin de dilucidar cuál fue su influencia en el pensamiento nacionalista en ambos países. En este sentido encuentra que la creencia en la conspiración se desarrolla en dos niveles: uno más general, ligado a la paranoia la cual considera que hay una confabulación en contra de la nación; y otro más particular, que identifica enemigos concretos cuyas acciones hay que desactivar.
Sus preocupaciones se centran en investigar los relatos conspirativos que provenían de determinados grupos con tendencia al pensamiento de “derecha”, que se beneficiaron políticamente con los mismos. En relación a los receptores de esos relatos analiza cuáles fueron aceptados por la sociedad y por qué.
Otro tema analizado por el autor es la obsesión que Argentina tuvo por la región patagónica mucho mayor que en el caso chileno: según su opinión esto puede deberse a la importancia que este lugar había adquirido en el proceso de constitución de la nación.