En un contexto de consagración general para el rock argentino, luego de la guerra de Malvinas y la consiguiente popularidad de artistas de la talla de Charly García, Soda Stereo o Miguel Mateos, el álbum Locura (1985) de Virus profundizó la provocación escénica de la banda y remarcó la estética ambigua presentada por sus integrantes. Sin dudas, es el disco más exitoso del grupo y el que contiene referencias sobre el cuerpo como espacio de disputa y representación del placer en un escenario de recuperación democrática ("Sin disfraz", "Una luna de miel en la mano", "Pronta entrega" o "Pecados para dos"). Este último es uno de los temas más destacados del material porque emprende, desde la perspectiva del rock, una narrativa lúdica en torno a las marginalidades sexuales y los dominios heteronormativos de la época. El discurso de "Pecados para dos" se desarrolla en función de palabras vinculadas con las prácticas homosexuales (hasta entonces exhibidas levemente en los medios de comunicación y en los espacios públicos) y pone en tensión las posturas religiosas y convencionales que relacionaban a esta orientación sexual con el pecado, la clandestinidad y la enfermedad.