El gran desafío de la Escuela Graduada de hoy es asegurar la continuidad del proceso formativo entre el Nivel Inicial y la Educación General Básica con sus tres Ciclos. Para lograr la diferenciación entre los distintos niveles y ciclos y, a la vez, una continuidad articulada de los aprendizajes es necesario definir una organización funcional de los contenidos. Tanto las redes de contenidos que permiten la definición de un mapa curricular esquemático como propuesta, como la función diagnóstica de la evaluación, constituyen los recursos para procurar la articulación de aspeaos fundamentales relacionados con lo cognoscitivo, sin caer en la obsolencia de los contenidos, su atomización y enciclopedismo sino procurando su aaualización, optimizando técnicas y recursos.