En la época moderna cuando se consolidaba el Estado-Nación, el deporte tuvo un papel fundamental para la conformación de este. Probablemente uno de los hechos más simbólicos a nivel mundial fue el del ex presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, quien mantuvo una determinación política en el Mundial de Rugby en 1955 para sellar la paz y unificar a una sociedad completamente dividida. Mencionó que: "El deporte tiene el poder de inspirar. Tiene el poder de unir a la gente como pocas cosas lo tienen. El deporte puede crear esperanza donde alguna vez hubo solo desesperanza. Es más poderoso que el gobierno para romper barreras raciales". Mientras que en Argentina durante el gobierno de Perón en el período de 1945 y 1955 se profundizo la identificación entre el deporte y la Nación. Las victorias deportivas de esa década van a obtener una reafirmación de la épica nacionalista y del “ser nacional”, junto con el despliegue de su simbología.