La Real Academia Española enuncia: “Bochazo: golpe dado con una bocha a otra.” Simplemente eso, sin otras acepciones; sin otro ingrediente, otro condimento que complemente un concepto tan conocido como bochazo. Una mera acción. De acuerdo al Reglamento Sudamericano del Juego de las Bochas, el bochazo es el lanzamiento realizado con una bocha cuyo golpe hace desplazar a las demás de la cancha, tomando con esto ventaja en la puntuación. Es decir: una pieza de un juego, que golpea a otras, acercándolas o alejándolas del objetivo; incluso dejándolas fuera de la competencia. Un jugada pensada, pergeñada, calculada por grande estrategas. ¿Qué es lo que pasa cuando un concepto como éste es resignificado y utilizado popularmente en otro contexto y en otro espacio físico? ¿Cuando se nos vuelve familiar y, lejos de asociarlo con un esquema de una práctica deportiva lo asociamos, por ejemplo, con la Universidad? ¿Qué se desprende de ese nuevo “significado”?