¿Cómo se puede vivir sin leer? ¿Se puede vivir sin leer? “No creo que en sí misma, la literatura produzca nada. No es como el hecho de respirar, que es necesario para vivir. Pero sé que hay momentos en donde me pregunto cómo la gente aguanta vivir sin leer, cómo logra atravesar el día lleno de miserias, dolores, mezquindades, horrores, sin la ayuda de un libro”, afirmaba Alberto Manguel en una entrevista ofrecida a la revista Ñ en 2004. Y es que la lectura es un valor insustituible. Sin ella no es posible comprender, ni hacer análisis críticos, ni reír, ni llorar, ni imaginar… ¿O acaso alguien podría negar que la lectura está separada de nuestro propio contexto? “Siempre hay una relación entre eso que se lee y lo que sucede a nuestro alrededor”, respondía Manguel. Entonces, ¿cómo es posible vivir sin leer? ¿Se puede vivir sin leer? Según una encuesta nacional sobre consumos culturales realizada por la Secretaría de Medios de Comunicación de la Nación y supervisada por el INDEC en 2005, el 52% de los argentinos no leyó un libro durante 2004 y el 61% reconoció no recordar el nombre de ningún autor. Numerosos sondeos, tanto de organismos públicos como de privados, dan cuenta de una misma realidad: la sociedad se ha divorciado de la lectura y quienes aún la practican prefieren textos de autoayuda, novela histórica, entre otros. Esta tendencia, según muchos, se expresa con claridad en los jóvenes y los adolescentes, para quienes los libros han pasado a ser piezas de museo. El contacto que mantienen con las letras es principalmente a través de medios digitales, un segmento mediático que cobra cada vez mayor masividad, donde justamente lo que prima no es la rigurosidad estilística ni ese “contacto indisoluble” que el escritor Arturo Pérez Reverte señala con optimismo a la hora de pensar el futuro