En la novela, Aramburu vuelve a centrarse, al igual que hizo diez años antes en el libro de relatos Peces de la amargura (2006, Premio Dulce Chacón, Premio Real Academia Española), en las víctimas del terrorismo de ETA, entregando una novela que muestra la otra cara del conflicto, punto de vista escaso dentro de la narrativa vasca.
Divididas las más de seiscientas páginas en ciento veinticinco capítulos breves, Patria recorre la vida de los personajes afectados, de una manera u otra, por la lucha de ETA. Gracias al recurso de la analepsis podemos conocer la historia de cada uno de ellos, y cómo sus vidas derivan en la situación actual en que el lector los encuentra. La narración de Patria se ve constantemente interrumpida por el pensamiento de los personajes por medio del discurso indirecto libre.
Las dos familias protagonistas pueden ser tomadas como analogía de la sociedad (recurso al que apelan numerosas novelas: la familia como estereotipo de la sociedad), representantes de tensiones, acercamientos, acuerdos y conflictos entre ellas y sus miembros, e incluso entre los propios de una misma familia.