La investigación en Argentina, hoy. Dicho así parece el inicio de un ensayo donde deberían retomarse Historia e historias, datos diacrónicos y casos paradigmáticos. Sin embargo, una vez más, con Foucault en 1970, “sólo se trata de replantearnos nuestra voluntad de verdad; restituir al discurso su carácter de acontecimiento: borrar finalmente la soberanía del significante” (Foucault, 2008). Salvo que no dejaremos solo al genio provocador en aquellos setentas fastos-fatuos. La demanda ha vuelto a situarnos en el orden de los discursos poderosos de meros gerentes, empleados deshonestos tanto de los mandatos de tardoburgueses como de los neomedievalistas de este turno planetario.