Las siguientes líneas intentan dar cuenta de la enseñanza de la literatura en estrecha relación con las artes sin pasar por alto un aspecto prioritario sino fundamental, por lo habitual entendido como dado: la formación del profesor. En el escrito anterior advertimos que un docente de literatura de Bellas Artes debe ampliar sus competencias específicas como así también modificar sus prácticas pedagógicas. Con relación a las competencias propias de la disciplina, la dinámica laboral del campo hace que los profesores se vean condicionados por el cerco de los textos “clásicos” o “canónicos”, leídos durante los estudios universitarios, revisitados una y otra vez durante las prácticas profesionales. Nuestra propuesta de trabajo implica no el desconocimiento de las capacidades adquiridas sino su actualización y constante desarrollo.