El estudio de la cognición musical situada en contextos de interacción grupal es un área poco explorada aún, cuyo tratamiento puede brindar claves para entender el rol del movimiento percibido en tareas de ejecución musical simultáneas a dicho movimiento percibido, como por ejemplo ocurre en la ejecución dirigida del coro o en el contexto de producción de la danza. En este sentido, el modo en que ocurre la adaptación a patrones temporales expresivos se encuentra directamente vinculado a los mecanismos de sincronización temporal intervinientes en la ejecución coral (Repp y Keller, 2008). A partir de los estudios enmarcados en estas nuevas teorías de cognición corporeizada se supone que el movimiento percibido en los mencionados contextos de producción artística (clase de danza y práctica coral) es entendido como una de las claves que forman parte del complejo multimodal audiovisual (Repp y Pennel, 2004). En términos de dimensiones comunicativas, en el escenario de la sincronía coral excede la habitual caracterización de la única vía director-coreutas dado que el intercambio de información multimodal se produce en múltiples direcciones, desde el director hacia los dirigidos y viceversa, y entre los mismos coreutas (Ordás, 2012). Las relaciones de colaboración en el modelo de interacción tríadico de la danza (Laguna, 2009a) están mediadas por las características del entorno, i.e. lo que hay que producir musicalmente, al igual que en el modelo de comunicación que ocurre en el coro, salvo que en este último, dichas características serían interpretar determinada obra.