En este esquema, donde la industria nacional es vituperada, mal vista, donde la cultura nacional pierde crédito frente a los espejitos de colores foráneos (y de eso nuestro continente sabe bastante y aún hoy seguimos pagando las consecuencias), ¿qué rol le queda al diseño industrial? Si las economías regionales pierden capacidad productiva frente a la embestida importadora, si los organismos de investigación, de innovación tecnológica y de control de calidad de la industria nacional pierden capacidad de trabajo por falta de presupuesto y porque hay reducción de personal con la excusa de que estos organismos dan pérdida, ¿cómo vamos a sostener la producción industrial? Y si no hay producción industrial ni producción primaria, salvo excepciones como la soja, ¿en qué se convierte nuestro país? Si infinidad empresas pymes cierran porque no pueden hacer frente a la facturación de servicios y así se manifiesta la diferencia entre beneficiados y damnificados por esta economía, ¿podríamos concluir que el desarrollo industrial ha dejado de ser un objetivo, una política de Estado? Si no hay exportaciones; si baja el consumo interno como consecuencia de la inflación; si el Estado pierde capacidad de recaudación, ¿cómo financia las actividades propias? ¿Otra vez con endeudamiento y a cien años? La educación, la salud, el transporte, la industria, la cultura, en resumen, la soberanía, ¿quién la ejerce?