El quad rugby nació en los años setenta como una variante del básquet. Esta versión más aguerrida y fuerte del deporte se conoció como Murderball. En este proyecto se desarrolló una silla para la posición de ataque, teniendo como foco las alas, los protectores traseros y el paragolpes delantero. El destinatario es un jugador semiprofesional o profesional, que incluso tenga posibilidades de participar en los juegos paralímpicos.