Es verdad que los dispositivos fotográficos nos alivian bastantes esfuerzos, por lo menos para copiar. Disparar es fácil, el inconveniente es cuándo.
En términos generales, la construcción de la fotografía de estudio es idéntica a la de un boceto para representar cualquier imagen única y fija; es el mismo proceso que para componer un cuadro: dónde se va a ubicar el espectador (a qué distancia, a qué altura, para que vea qué); cómo se ilumina la escena, con qué estrategia de luz y de color será representada, etcétera.
En otra situación, sobre todo en la calle, el problema se convierte enteramente en dónde hay que pararse, porque las cosas ya están dadas y se empecinan en no estar donde uno las necesita y en no quedarse quietas; porque hay que predecir cosas que no siempre son predecibles, hay que forzar a la casualidad y ayudar a la suerte; acercarse o alejarse con algoritmos indescifrables; hacerse invisible para que los personajes no actúen para la cámara.