Analizando las actuales metrópolis surge la necesidad de reinterpretar conceptos de ciudad donde las transformaciones del territorio necesitan nuevos soportes de redes de interconexión de transporte y nuevos espacios verdes urbanos a partir de la reinvención los espacios vacíos. La materialización de múltiples conexiones visibles e invisibles generan nuevas geografías urbanas. Estas geografías abarcan nuevas realidades ambientales, son el híbrido entre lo urbano y lo natural, son un sistema en el que se superponen los drenajes del territorio, los bosques originarios, las infraestructuras verdes y las necesidades actuales de la población. Espacios, imágenes o paisajes están sujetos a modificarse y son susceptibles a los cambios, en ellos nos vemos reflejados y son ellos los que nos representan y nos definen. El aporte de la producción de nuevos espacios públicos a un tejido urbano compacto da respuesta no sólo a los requerimientos tradicionales de dichos espacios, sino a nuevos usos que aún no han sido enunciados como necesidades en donde la flexibilidad y la capacidad de adaptación deberán ser centrales entre sus características fundacionales. La práctica de detectar áreas degradadas a recuperar para su posterior incorporación a los centros urbanos como nuevos espacios públicos se encuentra en constante evolución frente a los cambios urbanos actuales. Éstos son sectores en desuso, como antiguos terrenos asociados al funcionamiento de infraestructuras, zonas industriales, sectores con alto nivel de contaminación, etc. que podrían aportar calidad de vida a través de la incorporación de paisaje a las ciudades que los hacen invisibles.