Los nuevos esquemas de integración en Latinoamérica que se han ido desarrollando a partir de los albores del siglo XXI, han modificado las reglas de juego establecidas por el denominado “regionalismo abierto” cuya preponderancia se acentuó en la década del 90 del siglo pasado, fundamentalmente en materia de comercio e inversiones y cedieron paso a una especie nueva de relación de bloques o esquemas cuya denominación más común es la de “post liberal”, entendido como un regionalismo que destaca las “dimensiones sociales, políticas, de seguridad y políticas comunes como la energética o la de infraestructura” y deja de centrarse en el comercio y las inversiones