En Loco afán. Crónicas de Sidario de Pedro Lemebel, la tematización del SIDA como peste que invade y se multiplica en el territorio gay, se construye a partir de una metáfora de índole espacial y también política: la colonización. Lejos de ser crónicas fúnebres, los textos de este libro son relatos donde, sin obviar los avatares dolorosos, humillantes o antiestéticos de la enfermedad, se ponen en foco las vidas que, antes y durante la caída por la plaga, han tenido cada una su distinción, su rasgo irrepetible, su momento de luz. De este modo, estas crónicas se van tejiendo a contrapelo de la clásica nota necrológica y se ofrecen como un conjunto de tácticas capaces de construir un lenguaje no contra la enfermedad, sino contra la forma en que esta es convertida en metáfora social que habilita y justifica la discriminación, el exilio e incluso el negocio. Es así como los afeites, la seducción, los juegos lingüísticos y los apodos que se apropian de los motes para neutralizar sus efectos nocivos, el humor negro o el regodeo con lo agónico en tensión con rasgos de ternura buscan, a través de un tratamiento queer que funda un tono inédito, travestir el estigma en aura.