La conformación del mundo que nos legó la Segunda Guerra Mundial está cambiando. Por un lado, el desarrollo y abaratamiento de las comunicaciones ha permitido la progresiva deslocalización de las cadenas productivas en pos del aprovechamiento de las diferentes ventajas comparativas, y generó así un nuevo paradigma productivo: el posfordismo. Por otro lado, a la vez, se produce una homogeneización cultural a escala mundial. Estos fenómenos constituyen lo que se ha dado en llamar “globalización”