Cuando Evo Morales asume la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia en enero de 2006, no solo empezaría una nueva etapa en la política y economía del país puertas adentro, sino que también proyectaría parte de los intereses hacia el mundo, utilizando diversas plataformas disponibles (procesos de integración y ámbitos multilaterales puntualmente).
Bolivia, que venía de 20 años ininterrumpidos de políticas neoliberales (en agosto de 1985 se sancionó el decreto supremo 21060 que abría la economía a los nuevos paradigmas económicos y sociales) se encontró con un presidente indígena y sindicalistas que traía junto a su equipo una plataforma política reivindicativa de los años de lucha acarreados, fundamentalmente crítico al sistema de producción, acumulación y distribución de la riqueza que hizo de Bolivia el país más atrasado y pobre de la región.