La primera y más importante recomendación es que, en lo posible, no deben ceder los derechos a las editoriales y revistas con carácter exclusivo, porque eso restringe los usos de la obra y fuerza a pedir permiso a la Editorial.
Es recomendable que los investigadores guarden copias de todos los “momentos” de sus trabajos: al enviar el primer borrador (preprint), al subir la versión revisada y aceptada (post-print) y una copia del autor de la obra publicada (versión final) y que presten especial atención a los contratos firmados con las revistas para saber sus alcances y qué política de autoarchivo permite la revista. En segundo lugar, la versión más segura para enviar al repositorio siempre es el post-print ya evaluado pero sin la maquetación final de la revista, ya que en una gran mayoría de casos es el que las revistas permiten autoarchivar sin problemas.