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El crecimiento es un proceso fundamentalmente cuantitativo, durante el cual pueden darse cambios en el tamaño, las proporciones y la composición corporal del individuo. La capacidad de cambiar en respuesta a las condiciones ambientales se denomina plasticidad. Un ejemplo de la misma son las variaciones cíclicas en el crecimiento a través de períodos prolongados de tiempo, que constituyen la llamada “tendencia secular”. Ésta refiere al “proceso que da lugar a un cambio en el tamaño medio o la forma de los individuos de una población de una generación a la siguiente”. El corto período de tiempo en el que se dan estas modificaciones (en el orden de unas pocas generaciones o sólo una), indica que probablemente las mismas no se deben a alteraciones en la estructura genética de las poblaciones, sino a variaciones en el entorno en el que crecen. Las migraciones se han convertido en un importante agente evolutivo, aislando poblaciones humanas a lo largo de extensos períodos temporales y propiciando la diversificación genética entre ellas. A partir de la revolución industrial aumentaron los movimientos poblacionales y se registraron modificaciones en la dieta, la salud, los patrones de actividad laboral y física, la composición corporal y los estilos de vida. En relación a ello, el modelo de transición nutricional explica que los cambios adaptativos de las poblaciones humanas al ambiente urbano-industrial han ocurrido en dos etapas: una demográfica y otra nutricional. La primera de ellas se caracteriza por el paso de un patrón de alta fecundidad y mortalidad a otro de baja fertilidad y mortalidad; mientras que la transición nutricional se verifica por cambios hacia una dieta rica en carbohidratos refinados y grasas saturadas que, acompañada por la disminución de actividad física, se traduce en incremento del exceso de peso y modificaciones en la composición corporal. Esta situación ha sido descripta en países desarrollados y emergentes. En Latinoamérica la industrialización trajo aparejada la distribución desigual de los recursos, originando en la población urbana la ampliación de sectores empobrecidos. La Patagonia argentina, una de las grandes regiones semiáridas del planeta, caracterizada por la baja densidad demográfica y la existencia de centros urbanos surgidos por actividades industriales y mineras, no escapa a la situación planteada anteriormente. Una de las ciudades más importantes de la región es Puerto Madryn (Chubut), descripta como cosmopolita por la presencia, desde su fundación, de pobladores originarios y migrantes europeos, junto con otros internos y limítrofes, que arribaron posteriormente. A partir de 1970 esta ciudad registró el mayor crecimiento demográfico de Argentina. El mismo se produjo por la migración debida a la radicación de la industria del aluminio, la reactivación de la industria pesquera y el incremento de las actividades turísticas. Sin embargo, a partir de 2009 el bienestar económico que caracterizaba a Puerto Madryn declinó, en parte, como consecuencia del deterioro del nivel de industrialización. Esta variación cíclica en el desarrollo económico de la ciudad, podría haber repercutido en el bienestar de sus habitantes y más aún en la población infanto-juvenil, propiciando cambios seculares. La falta de información referida a las variaciones biológicas asociadas a estos procesos y, en particular, sobre la tendencia secular motivó la realización del presente estudio. El objetivo general de este trabajo fue conocer los patrones de crecimiento, estado nutricional y composición corporal de la población infanto-juvenil de la ciudad de Puerto Madryn (Chubut) a fin de avanzar en el conocimiento de la variación regional y secular. Los objetivos específicos consistieron en determinar: A) en la población de niños, de ambos sexos, de 6 a 14 años que actualmente reside en Puerto Madryn (cohorte A): 1) el crecimiento, el estado nutricional y la composición corporal; 2) las condiciones socio-ambientales de residencia; y 3) la influencia de los factores socio-ambientales sobre el crecimiento, el estado nutricional y la composición corporal; B) en la población de niños, de ambos sexos, de 6 a 14 años que residía en Puerto Madryn hace 10 años (cohorte B) el crecimiento, el estado nutricional y la composición corporal; y C) la tendencia secular en el crecimiento, estado nutricional y composición corporal (cohorte A versus cohorte B). A fin de dar cumplimiento a los objetivos planteados, se consideraron escolares de ambos sexos, de 6 a 14 años de edad, asistentes a establecimientos educativos seleccionados para el estudio, ubicados en diferentes barrios de la ciudad. Entre 2001 y 2006 se realizó el relevamiento antropométrico retrospectivo (cohorte B), el cual incluyó 3114 niños; y entre 2014 y 2016 se llevó a cabo, en las mismas escuelas consideradas en el estudio anterior, el muestreo prospectivo (cohorte A) que incluyó 2799 escolares. En los relevamientos antropométricos se determinó: peso corporal (PC); talla (T); estatura sentado (ES); ancho bicondíleo humeral (ABH); perímetro braquial (PB); pliegue tricipital (PT) y subescapular (PS). A partir del PC y la T se obtuvo el Índice de Masa Corporal (IMC= [PC (kg)/T (m) 2]). Para determinar el estado nutricional, la composición y la proporción corporal se utilizaron las referencias del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES III). De acuerdo al punto de corte percentilar, la población se caracterizó como desnutrida cuando los valores fueron menores al percentil (P) 5. Los niños con valores de IMC >P85 y ≤P95 fueron clasificados con sobrepeso y aquellos con valores >P95 con obesidad. Los niños que no quedaron en las categorías anteriormente mencionadas fueron considerados como normonutridos. La composición corporal se analizó mediante el cálculo de las siguientes áreas del brazo: área total: AT= [(PB2) / (4*π)]; área muscular: AM= {[PB - (PT*π)]2 / (4*π)} y área grasa: AG= (AT-AM). Para determinar el déficit y el exceso de tejido adiposo y muscular a nivel braquial se emplearon el P5 y el P95, respectivamente. Para conocer el patrón de distribución adiposa, se calculó el índice subescapular/tricipital (IST); considerándose un IST>1 indicador de centralización adiposa. La proporción corporal se estimó por el índice córmico (IC= [(T/ES) * 100]), con punto de corte >P95. Para analizar el eje socio-ambiental, se emplearon datos de diversas fuentes. Por un lado, se trabajó con datos censales de los años 2001 y 2010 y con los porcentajes de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Por otro lado, los padres/tutores de los niños de la cohorte A respondieron una encuesta en la que se indagaron aspectos socio-económicos, socio-ambientales, de instrucción paterna y del lugar de nacimiento de los integrantes de la familia. El procesamiento estadístico para las variables antropométricas consistió en el cómputo de parámetros de tendencia central y en el empleo el software LMS ChartMaker Pro para obtener los valores percentilares de P5, P50, P85 y P95. Las prevalencias de estado nutricional, composición y proporción corporal se calcularon por edad, sexo y cohorte y se compararon mediante regresión logística y χ2. Las variables socio-ambientales fueron expresadas como porcentajes y se analizaron mediante cat-PCA. Los procedimientos estadísticos fueron realizados con el programa SPSS v 20. Los datos antropométricos indicaron que: a) respecto a la referencia, el crecimiento ponderal de los niños fue mayor, como así también el de la estatura sentado y de los pliegues tricipital y subescapular. La talla y el ancho bicondíleo humeral en cambio, fueron menores a la referencia; b) se observó tendencia secular positiva en las variables antropométricas consideradas, excepto el ancho bicondíleo humeral; c) las prevalencias de normonutrición en la cohorte actual disminuyeron -casi 10%- respecto a las encontradas en la primera cohorte, indicando aumento en el número de niños malnutridos en la cohorte actual. La prevalencia de desnutrición en la primera cohorte fue de 6,4% y descendió a 5,2% en la actual. El exceso de peso, en cambio, aumentó de 23,0% (cohorte B) a 34,7% (cohorte A). Esto evidenció la presencia de doble carga de malnutrición, correspondiéndose con el patrón característico de poblaciones en transición nutricional. En el caso de la malnutrición por déficit, prevaleció la desnutrición crónica (cohorte B 5,9% y cohorte A 5,0%). En el tiempo analizado se observó que en un principio la prevalencia de sobrepeso (13,3%) superaba a la de obesidad (9,7%) y luego ésta pasó a ser mayor (16,0% vs 18,6%); d) a pesar de que los valores del área total, muscular y grasa del brazo fueron, en la mayoría de los casos, menores respecto de la referencia, la comparación entre cohortes evidenció variación secular positiva. La depositación adiposa periférica prevaleció en varones y la centralizada en mujeres. El estudio de las condiciones socio-ambientales de residencia de los escolares y sus familias indicó que: a) de acuerdo a los datos censales, entre 2001 y 2010, la población de Puerto Madryn aumentó de 58.677 habitantes a 82.883. El proceso de urbanización estuvo acompañado de mejoras en la calidad de la vivienda, en el acceso a servicios públicos y de saneamiento, en el aumento del empleo y en la mejora de la ocupación laboral de los padres. Sin embargo, las disminuciones en la cobertura de salud y en el acceso a gas de red y el aumento del analfabetismo, indujeron a considerar que el crecimiento demográfico acarreó la expansión de asentamientos informales caracterizados por alta vulnerabilidad sanitaria y socio-económica; b) el análisis de las NBI no evidenció, en el período 2001 - 2010, cambios en la mayoría de los barrios, a excepción de lo ocurrido en los barrios Don Bosco y Agustín Pujol II. En el primero de ellos las NBI se redujeron del 10 - 25% a valores entre 0 - 10%, mientras que en el segundo los porcentajes cambiaron de 25 - 50% a más de 50%, indicando aumento de la pobreza estructural. Por su parte, el análisis del estado nutricional de los escolares según el barrio de residencia mostró variaciones, ya que mientras la desnutrición crónica se mantuvo o descendió, la obesidad aumentó, distribuyéndose homogéneamente; c) al igual que el análisis de las NBI, los niveles de bienestar definidos a partir de las encuestas socio-ambientales mostraron que la desnutrición afectó, principalmente, a las familias con menor nivel de bienestar socio-ambiental (7,5% vs 3,9%). La malnutrición por exceso, en cambio, abarcó a las familias de menor y mayor nivel de bienestar (35,6% vs 34,2%); d) El análisis del lugar de procedencia de los niños indicó que sólo 3% de ellos nació en países del exterior, como Bolivia y Chile. Esta proporción aumentó al considerar los padres y las madres y fue aún mayor en los abuelos y las abuelas. El análisis de la composición migratoria de la ciudad también evidenció la presencia de migrantes internos, con porcentajes aproximados al 21% en los niños y siendo mayor en el resto de los integrantes de la familia. Las provincias con mayor representatividad de migrantes fueron las del centro del país (Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Santa Fe y Entre Ríos). Lo detallado precedentemente hace posible puntualizar en las siguientes consideraciones finales: - El estudio realizado, orientado a estimar la existencia de cambios seculares respecto al crecimiento, el estado nutricional, la proporción y la composición corporal de escolares, de ambos sexos, residentes en Puerto Madryn (Chubut) constituye la primera evidencia a escala provincial que aborda esta temática; - El ambiente en que viven los niños es urbano y esto influye en su crecimiento, estado nutricional, proporción y composición corporal. Así, el aumento ponderal y de los pliegues de adiposidad subcutánea, se traducen en mayores prevalencias de obesidad, seguidas de sobrepeso y centralización adiposa desde edades tempranas. Esta situación se enmarca en el contexto global de la pandemia de la obesidad, cuyas causas principales pueden vincularse con el mercado de comidas industrializadas de alto contenido energético y el sedentarismo propio de la “urbanidad”. - Las tendencias positivas observadas en el peso y en los pliegues de adiposidad subcutánea dan cuenta de los cambios desfavorables en la composición corporal de los escolares, ya que el aumento ponderal junto a la distribución adiposa centralizada predisponen a los niños a desarrollar trastornos metabólicos y cardiovasculares a edades tempranas. - El análisis del estado nutricional complementado con la metodología de las NBI permite evaluar las transformaciones del contexto de residencia de una población pudiendo identificarlos grupos vulnerables, que serían de interés en el diseño de políticas públicas en salud. Dichas políticas deberían estar orientadas a mitigar el exceso de peso y sus co-morbilidades y es por ello que resulta imprescindible para esta población pensar en campañas que difundan los riesgos para la salud que implican la mala alimentación y la falta de actividad física, como así también que promuevan la incorporación de hábitos de consumo de comidas de mejor calidad nutricional.