Soy filósofa especializada en Estética. La formación académica que recibimos los de mi generación en disciplinas como filosófía y Artes (Plástica, Música, entre otros) salvo determinados momentos en nuestro país, estuvo signada por la “colonización pedagógica “ – de la que hablaba Jauretche, Estudiábamos a los filósofos europeos – alemanes, franceses y de la cultura occidental griegos y romanos – conscientes de que filósofos eran ellos. No cabía si alguien preguntaba por nuestra profesión decir: filósofo, filósofa. Quedaba arrogante y falto de conciencia de nuestra condición.. Sí llegábamos a ser pensadores, nunca filósofos. Así recorrimos a la perfección Sócrates, Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo tomás, Descartes, Kant, Hegel, kierkegaard, Heidegger, Nietche, Sartre, Faucault, Deleuze, Derrida, etc. El filósofo argentino, Rodolfo Kusch, de quien voy a hablar, no fue conocido por mí en esa etapa. No ingresaba a la nómina de filósofos.