Cuando se habla de “descolonizar la epistemología” suele explicitarse que se habla de las ciencias sociales. La referencia a las ciencias naturales suele limitarse al surgimiento de ciertas teorías en culturas no occidentales como forma de argumentar que Occidente no es el “dueño de las ciencias duras”. Lo que mostramos en este trabajo es que, más allá del contenido empírico de la fisico-química y la astronomía, la epistemología de estas disciplinas no solo es profundamente eurocéntrica sino que, por vía de la ideología cientificista, es la vía de instalación de mucho del sentido común eurocéntrico, proponiendo una mirada “universal” desgravitada que prescinde del punto de vista del sujeto. En particular se muestra que el relato del triunfo intelectual de Galileo frente a la Iglesia respecto de los movimientos Tierra-Sol instala un mito de “verdad conquistada” que no tiene ni un correlato disciplinar ni precisión histórica. Mostramos que los inicios del mito galileano pueden rastrearse hasta los inicios de la profesión de “científico” y de institucionaliación de la “ciencia” en el siglo XIX, contemporáneamente con la creación del mito de “occidente” en filosofía y con el surgimiento del positivismo. Se repasa el origen mítico de las hoy llamadas “ciencias básicas” a través de la reinterpretación de la historia de la filosofía natural y la tecnología (siguiendo a Steve Fuller). Finalmente se esboza una epistemología para las ciencias naturales que incluye explícitamente a los sujetos que la elaboran en situación, mostrando que los saberes emanados de ella (más allá de su solidez empírica) son tan míticos como el resto de los saberes de esa cultura, y pierden sentido si se los separa de esta.