“El problema no es la gestión, el problema es que comunican mal”. Cientos de veces hemos escuchado esta afirmación y muchos podrán retrucar que por más expertos que tenga -y pueda financiar- un partido político o alianza de gobierno, la comunicación no anula los errores de gestión y menos los de conducción. Sin embargo, los problemas de comunicación son problemas de gobierno en tanto no se cumplan lo siguientes objetivos: viabilizar políticas públicas, aportar a la construcción del consenso y fortalecer las democracias de masas. Aquí cabe preguntarse por el rol que el comunicador social adquiere conforme a este avance de la comunicación como disciplina profesional y en continua demanda y expansión; el lugar que ocupa en el diseño de contenidos y estrategias comunicacionales; en síntesis: en la construcción de mensajes, discursos y sentidos.