Durante la mayor parte de su historia, los medios de representación visual han tenido un carácter lineal y directamente proporcional a las habilidades del creador y ejecutante. La imagen plástica sigue siendo hoy, como en sus comienzos, la resultante directa de lo que la mano del artista puede transmitir al pincel o al lápiz. Los primeros medios óptico-mecánicos para la reproducción de imágenes —la cámara fotográfica— comenzaron ya a alterar la simple proporcionalidad entre el creador y su obra al introducir su propiedad potenciadora o interferente entre la idea y su expresión objetiva. De hecho, el primer gran salto cualitativo en la historia de la virtualidad, sobrevino en el Renacimiento con la invención del dibujo en perspectiva. La irrupción de la computadora con su consabida precisión y elevada capacidad para procesar información, brindó a la virtualidad el medio para efectuar otro salto evolutivo y ponerse a la altura de las necesidades de los tiempos que corren. Artefactos como la cámara o la computadora con frecuencia compensan con prestaciones las carencias humanas, pero también imprimen muchas de sus características a la obra.