Este trabajo tiene como objetivo realizar un primer acercamiento conceptual al estado del arte del Trabajo Integrador Final (TIF) para finalizar la carrera Licenciatura en Comunicación Social, de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Considero que el TIF resulta una buena oportunidad para teorizar y reflexionar sobre una práctica institucional en la que participo regularmente desde comienzos del año 2016: un proyecto de extensión en un jardín de infantes de Villa Elisa denominado «Habilidades lingüístico cognitivas y alfabetización en Nivel Inicial. Formación de docentes y seguimiento de la implementación de un programa en las aulas», que está alineado a una beca de entrenamiento otorgada por la Comisión de Investigaciones Científicas de Buenos Aires (CIC).
En el año 2015, en la Facultad de Periodismo de Comunicación Social (UNLP), se flexibilizó la modalidad para obtener el título de grado, y se propuso la posibilidad de realizar trabajos finales que den cuenta de un proceso de aprendizaje significativo, en lugar de una tesis tradicional, con una mayor exigencia y extensión. En esta nueva reglamentación, se propuso, además de las modalidades trabajos de investigación y de producción, el eje en la «Reflexión de Prácticas en Comunicación». Como es una modalidad reciente, aún no hay trabajos entregados para evaluación final; sin embargo, hay algunas tesis de grado que han sistematizado prácticas en diversos contextos institucionales y propuestas extensionistas. Esta nueva modalidad de trabajo final resulta una apuesta fuerte de la Facultad de Periodismo, que intenta reivindicar el lugar de las prácticas institucionales, dejando un espacio visible, por ejemplo, a los proyectos de extensión, además de las otras dos funciones principales de la Universidad: investigación y docencia (Ballesteros, 2010).
Este proyecto de extensión implica la aplicación del programa «Queremos aprender» (Borzone, 2016) para potenciar el aprendizaje de la lectura y la escritura, propuesto de manera piloto en dos aulas de 5 años en un jardín de Villa Elisa, durante la hora curricular de Prácticas del lenguaje. El material tiene como antecedente el programa «Leamos Juntos», destinado a niños de primer grado (Borzone & Marder, 2015). Mi rol en el aula ha funcionado tanto como un sostén para que la maestra reformule las consignas y que los chicos comprendan las actividades, así como una mediadora en la comunicación interactiva entre la maestra y los niños. En definitiva, voy encontrando mi lugar como extensionista desde la comunicación/educación, y aprendo lo que puedo aportar en el mismo momento en que lo voy haciendo.