En el artículo anterior revisamos el concepto de flipped classroom o clase invertida y algunos de sus fundamentos, como el rol del docente y del alumno, el uso de las tecnologías, la motivación de los estudiantes y el tipo de trabajo que se realiza antes de la clase y durante esta. En este artículo, reflexionaremos sobre algunos aspectos a tener en cuenta si deseamos invertir nuestras clases, centrándonos en sus beneficios y mencionando posibles inconvenientes al momento de llevar este modelo a la práctica.
Resulta conveniente aclarar que no existe una sola forma de invertir nuestra clase. No hay una metodología específica que se pueda replicar, ni una lista de consejos a seguir que garantice buenos resultados. Invertir la clase implica que cambiemos la concepción de nuestro rol y focalicemos nuestra atención en las posibles tareas y desempeños de nuestros estudiantes. De esta manera, podremos descubrir nuestra propia manera de invertir nuestra clase, tal como lo sugieren Bergmann & Sams (2012: 11).