Durante los procesos de consolidación de las naciones latinoamericanas, las academias de la lengua sirvieron como mecanismo de regulación social, que a través de la intervención en el lenguaje instauraban pautas para la valoración de las prácticas lingüísticas, las instituciones y los agentes sociales. Con el objetivo de revisar las relaciones interdiscursivas que construyen el proyecto panhispánico, se toman como referentes los trabajos realizados María Florencia Rizzo (2010 y 2011) y Graciana Vázquez (2008) sobre el Congreso Literario Hispanoamericano de 1892 (2008) para contrastar la intervención realizada por Miguel Antonio Caro con motivo de la Fundación de la Academia Colombiana -evento que da título al texto-, prestando especial atención a las demarcaciones ideológicas que dan testimonio de la voluntad de disciplinamiento de la Real Academia Española y, su correlativa, la Academia Colombiana.