Las organizaciones de la sociedad civil sitúan sus relatos en el espacio público, algunas demandan que sus causas se conviertan en política pública o leyes específicas. Para lograr efectos de agenda, utilizan innumerables recursos y acciones comunicacionales, a veces de manera planificada, y otras de modo informal o espontáneo. Nos preguntamos en qué medida las prácticas de comunicación de una organización contribuyen a que ésta incida en el contenido y sanción de una ley, qué aspectos del contexto sociopolítico lo favorecen, qué características de las organizaciones contribuyen a ese objetivo, cuán determinante es el papel de sus líderes, y qué otros actores sociales intervienen.
Se entienden por prácticas de comunicación a aquellas prácticas que posibilitan la expresión y participación de los sujetos aunque no se trate de medios de comunicación propiamente dicho (Travesaro; 2013) y que contribuyan a la construcción de ciudadanía. Las estrategias que despliega un agente social para legitimar sus discursos, son variadas y responden a diferentes momentos en la enunciación. Es preciso destacar, que previamente a la presencia de Susana Trimarco y la Fundación María de los Ángeles (FMA), el tema sobre trata de personas estaba invisibilidad. A partir de los reclamos y demandas, primero de Susana Trimarco y posteriormente con la FMA, el tema comienza a tomar relevancia no solo mediáticamente sino como preocupación político y social.
Este trabajo tiene como objetivo proponer la discusión de los niveles de incidencia de la FMA en relación a la Ley 26.365 de Trata de Personas. No podemos abordar la totalidad de los discursos ni de los soportes, por este motivo se optó por hacer un recorte del material publicado en la página web de la FMA, entrevistas y testimonios en materiales audiovisuales y declaraciones aparecidas en cuatro medios gráficos: La Nación, Clarín, Página 12 y La Gaceta de Tucumán durante el período comprendido entre el 2002 al 2008.