Las enfermedades parasitarias y particularmente las enteroparasitosis, afectan a todos los grupos etarios sin distinción de sexo, siendo los niños los más expuestos con perjuicios severos en su crecimiento y desarrollo, tanto físico como psíquico que compromete su salud hasta inclusive producirles la muerte. Se estima que el 12% de las enfermedades de la niñez son debidas a parásitos intestinales. En los últimos diez años años como consecuencia de la crisis económica, las familias de bajos recursos se ven obligadas a migrar en busca de trabajo y un mejor bienestar, produciendo cambios socioambientales que determinan la emergencia de nuevas parasitosis y un aumento de la incidencia de las ya instaladas. Las parasitosis intestinales son endémicas en los países en desarrollo siendo un indicador de las condiciones sanitarias y ecológicas. En la ciudad de La Plata se ha observado un notorio crecimiento de los asentamientos en la perifería, encontrándose familias numerosas que conviven en viviendas precarias con pisos de tierra, sin instalaciones sanitarias con eliminación de excretas a los arroyos, eliminación incorrecta de la basura, sin agua potable y mascotas sin desparasitar. En este marco de situación, la combinación de pobreza, ignorancia y desnutrición acompañadas de un saneamiento ambiental deficiente, favorecen la instalación de las infecciones parasitarias intestinales, convirtiéndose en un verdadero problema de salud pública.