Clasificar las ictericias fue siempre objeto de desvelo por parte de los internistas y patólogos. Todas las clasificaciones conocidas, hasta hace algunos años, siempre adolecieron de defectos, al mezclar conceptos clínicos, etiológicos, patogénicos, etc.
En los últimos años, la adquisición de nuevos conocimientos en el campo del metabolismo de la bilirrubina, desde su origen en la hemoglobina procedente de la hemolisis, hasta su constitución final, tal como aparece en la bilis, ha llenado varios puntos oscuros, verdaderos baches en el conocimiento, desde la interpretación de la reacción de Imas-Van der Berg, hasta los modernos descubrimientos sobre el metabolismo intracelular de la bilirrubina por Colé y Lathe. También han contribuido grandemente la aplicación del microscopio electrónico a los estudios clínicos y experimentales.
Todo esto hace necesario que, para poder efectuar una clasificación acorde con los conocimientos actuales, hagamos una somera revisión sobre el metabolismo de la bilirrubina y que con el auxilio de los conocimientos que nos brinda la anatomía patológica, intentemos clasificar las ictericias desde un punto de vista topográfico y fisiopatológico, sin desconocer que no será perfecta ni completa, pero sí ajustada a una realidad presente, susceptible de modificarse y mejorarse en un futuro cercano, al ritmo de los nuevos y vertiginosos avances en el conocimiento, y efectuar entonces una más completa y mejor clasificación.