La ictericia neonatal plantea siempre problemas acuciantes debido a que responde a las más variadas etiologías. Es por ello que el pediatra debe esforzarse en la realización de un diagnóstico certero que le permitirá indicar una terapéutica precisa y correctamente orientada. Ello será posible en la medida que se conozcan a fondo los mecanismos fisiológicos y patológicos que gobiernan las diferentes etapas de la función biligénica como asimismo las noxas de carácter endógeno o exógeno capaces de interferirías o alterarlas, lo que permitirá reconocer cuadros que traducen desde ligeras desviaciones del metabolismo pigmentario hasta situaciones que comprometen seriamente la vida del neonato.