La exportación de productos agropecuarios (commodities) ha sido uno de los basamentos de la inserción de Argentina en el mundo y la provincia de Buenos Aires ha tenido un rol relevante en ello (Reca, 2006; MAA, 2007). Las elevadas exportaciones de origen agropecuario que realizó Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX, contribuyeron a que recibiera la denominación de “Granero del mundo” (Reca, 2006; Colomé & Gumierato, 2009). A fines del siglo XIX, Argentina exportaba mayoritariamente productos ligados a la ganadería (cueros, lana) y, desde 1910, la agricultura comienza a tener mayor incidencia que la ganadería en el valor de las exportaciones (Reca, 2006). En lo que va del siglo XXI, la soja (Glycine max (L.) Merr.) se ha transformado en el principal commodity de origen agropecuario exportado por la Argentina (Walter et al., 2013), contribuyendo con el 36 y el 81% de la harina y aceite de soja del mundo, respectivamente (Pengue, 2015a). La demanda de soja en el mundo ha crecido para la obtención de harinas ricas en proteínas destinadas a la producción animal impulsada principalmente por China (Smaling et al., 2008). Se estima que sólo el 2% de la proteína de soja tiene como destino el consumo humano (Andreani, 2008).