La naturaleza empírica de la industria va siendo superada con vertiginosa rapidez en los últimos lustros al incorporar en sus métodos y procedimientos, los resultados más recientes y avanzados de las ciencias físicas. Se puede decir que cada una y todas las conquistas de la física moderna ha aportado o aportará algo, en el futuro, al progreso industrial. En realidad, el origen de las grandes industrias de nuestra civilización se basan en pocos descubrimientos físicos fundamentales, cuyos autores no sospecharon siquiera su posible utilidad práctica. Se recuerda que cuando un alto funcionario inglés preguntó a Faraday para qué serviría su descubrimiento del fenómeno de la inducción electromagnética, que constituye la base de prácticamente toda la gran industria eléctrica, respondió: “¿para qué sirve un niño?”. . .