De los grandes problemas argentinos de la actualidad el posiblemente menos conocido es, paradójicamente, el de mayor importancia. La República Argentina ha sido y es un país cuya riqueza fundamental radica en la fertilidad de sus suelos. El 94,5 % de las exportaciones se basa en productos agrícola-ganaderos. Resulta evidente, pues, de que nuestra capacidad para obtener las divisas indispensables para comprar petróleo o las maquinarias necesarias para su extracción o transporte; los equipos para la renovación o montaje de nuevas industrias; las locomotoras, vagones, camiones, etc.; el papel para diarios; medicamentos; instrumental científico; libros y en resumen todo lo que no produce el país en estos momentos, radica casi exclusivamente en la capacidad productiva de nuestros suelos.