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El 3 de junio de 2015 la convocatoria del “ni una menos” significó un momento de quiebre en la historia del movimiento de mujeres en Argentina. Por primera vez se encontró una demanda aglutinadora del feminismo en todas sus expresiones y del diverso, complejo y múltiple movimiento de mujeres. Se trató de la síntesis y confluencia de varios factores: por un lado, el trabajo de manera sostenida de una parte del feminismo desde la vuelta a la democracia, que tuvo como tema prioritario en la agenda el de la violencia contra las mujeres; por otro lado, la continua producción desde el 2008 de datos cuantitativos por parte de la Casa del Encuentro y su difusión en medios nacionales, que permitió contar con una estadística que revelara la magnitud de las violaciones cometidas; finalmente, la existencia de redes de periodistas dispuestas a dar una batalla cultural y la coyuntura de un momento electoral aprovechado por los medios hegemónicos para alentar movilizaciones que interpelaran y crearan malestar al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, con el fin de lograr la derrota política en las elecciones presidenciales. Las políticas públicas sobre todo las llevadas adelante por el Observatorio de Medios creado a partir de la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales, que hoy se halla caduca por el DNU267/16 emanado por el presidente Mauricio Macri, junto con la respectiva intervención a la AFSCA como primera medida de su gobierno, ha sido un puntal para comprender la configuración de sentidos en los medios en torno al género, la discriminación por género y la violencia feminicida, a través de sus investigaciones, informes y mecanismos procedimentales. Este trabajo presenta un análisis de cómo los medios gráficos locales durante el 2017, en sus sitios web, han tratado las noticias de feminicidios en las ciudades de la Plata, Berisso y Ensenada, partiendo de un corpus de 371 notas, poniendo en evidencia el tratamiento de las mismas mayoritariamente como hechos policiales, que las principales fuentes son las del ámbito judicial no consignando la identidad de la fuente y el de las familias, que existe un porcentaje de más del 36 % que no pone la edad de la/ las víctima/s y el/los victimario/s; que más del 90 % no de cuenta de la nacionalidad de la víctima lleva a deducir que se trata de mujeres nacidas en Argentina, más del 28 % y en algunos casos llegan al 36% como en el del diario El Día, no aclaran en que ciudad ocurrió el feminicidio; que los diarios nombran con el nombre propio más a las víctimas que a los victimarios, que también lo hacen en relación a las edades, grupos familiares, imágenes fotográficas y caracterizaciones; que los feminicidios se perpetúan sobre todo en el ámbito doméstico por parejas y ex parejas. Los diarios, verdaderos dispositivos de las configuraciones patriarcales, continúan escondiendo a los victimarios y desprotegiendo y revictimizando a las víctimas. Los sitios web, a su vez, no utilizan la posibilidad que da la multimedialidad para contextualizar los hechos y ampliar la cobertura en tanto acontecimiento, sólo el 6% amplia con videos (en su mayoría de movilizaciones,organizaciones y familiares de las víctimas) la información. En este trabajo nos preguntamos acerca de si hubo un cambio político en la utilización del término femicidio en los medios frente al abandono de crímen pasional, o si bien subyace el paradigma de la emoción amorosa violenta como motivadora de los feminicidios. El tratamiento de los feminicidios de manera individual, como casos, impide la posibilidad de configurar una trama de sentido que nos permita obtener claves para la comprensión de lo que sucede y cuáles son las evoluciones, complejidades y particulaidades de dicho fenómeno. La inmediatez, la espectacularización telenovelizada y el bastardeo de las causas profundas reducidas al uso de sustancias o alcohol, el eje puesto en la dupla esencialista mujer/madre y la invisibilización de las profesiones, trabajos informales o de sus actividades como trabajadoras en el ámbito privado, nos señalan la necesidad de seguir trabajando sobre líneas conducentes a la formación de un periodismo con perspectiva de género y respetuoso de los derechos humanos de las mujeres.
Informe realizado por el Observatorio de Comunicación, Estudios de Género y Movimientos Feministas de la Secretaría de Género de la FPyCS.