La madera es deteriorada en servicio por diversos agentes, entre ellos los agentes físicos tales como la erosión, radiaciones y variaciones térmicas, que sumado a la acción del agua tanto en fase líquida como vapor inician el deterioro favoreciendo las condiciones para el desarrollo de agentes biológicos como mohos y hongos. Este proceso de deterioro general de la madera se lo conoce como intemperismo.