La inoculación de cultivos de soja con Bradyrhizobium spp. seleccionados por su alta capacidad fijadora de N2 es una práctica de biofertilización sustentable utilizada por el 94% de los productores de soja de nuestro país. Sin embargo, esta práctica no puede mitigar el uso de otros agroquímicos como por ejemplo, fungicidas. Es por ello que se está trabajando en el desarrollo de inoculantes combinados que, además de los rizobios, incluyan bioprotectores. Trichoderma harzianum es un hongo del suelo de rápida proliferación, muy utilizado en horticultura por sus efectos inhibidores de hongos fitopatógenos, que además tiene un efecto positivo sobre la contextura de la raíz mejorando así la absorción de nutrientes. Por lo tanto, nos propusimos el desarrollo de un inoculante para soja que combine ambos microorganismos.