El artículo se propone indagar en el fenómeno artístico de la actualidad significa transitar un territorio de enorme amplitud, en el que pueden distinguirse en primer plano las grandes figuras institucionales de la modernidad: el arte como institución autónoma que produce objetos específicos (obras) y genera un sistema articulado en figuras como museos, galerías, mercado; pero también una relación tirante con las manifestaciones menos institucionalizadas de la vida cotidiana (para nada menores) que constituyen las dimensiones poéticas y estéticas de la experiencia humana. La tensión entre el orden de la experiencia y las construcciones intelectuales a través de las cuales se estudia (e institucionaliza) parece irreductible; no puede dejar de ser contemplada por aproximaciones a los fenómenos artísticos que reflexionen sobre el funcionamiento e implicancias del arte en tanto categoría histórica y social, así como sus límites y organización interna. Las relaciones de inclusión, exclusión e intersección entre lo estético y lo artístico no son sino otro todo de plantear esta misma problemática. Tanto la producción de obras, como la recepción estética de artefactos, son fenómenos del orden de la experiencia sensorial y la construcción de sentido; el campo de reflexión estética puede entenderse como el conjunto de teorizaciones respecto de estos fenómenos.