En español
Alumnxs con madres y/o padres del mismo sexo, docentes que luchan por ser respetadxs con independencia de sus elecciones sexogenéricas, o niñxs que deciden cambiar su identidad, son ejemplos concretos de los modos en que las escuelas comienzan a abrirse a la experiencia de las diversidades corporales, sexuales e identitarias. Sin embargo, aunque existen programas de educación sexual y hubo avances significativos en materia de protección de estas experiencias, las violencias contra jóvenes LGBTI siguen persistiendo. En este artículo nos interesa plantear dicha tensión a partir de un mapeo de estudios y relevamientos estadísticos que vienen dando cuenta de la continuidad de las violencias, los hostigamientos y agresiones que sufren aquellxs estudiantes jóvenes que no siguen las normas hegemónicas de los géneros. Por otra parte, proponemos una reflexión sobre la necesidad de algunos recaudos conceptuales en los modos de nombrar estas violencias con el fin de reposicionarlas como “violencia por prejuicio contra las orientaciones sexuales y las identidades de género no normativas”, en el marco de las violencias de género. También comprendiéndolas como fenómenos sociales y no como “casos” individuales. Finalmente proponemos algunas líneas orientativas sobre lo que consideramos un tipo de educación sexual socialmente relevante (Britzman, 2002).
En inglés
Students with parents (mother and/or father) with the same-sexpartner; teachers who fight for equality of gender minorities, and childrens who decide to change their gender identity, are examples of the way in which schools become opens to the body, sexual, and identity experience. In this regard, in a first section, though one can recognize formal improvements in government programs of sex education, violence against LGBTI (Lesbian, Gay, Bisexual, Transgender and Intersexual) young still persists. In this paper we discuss this aparent contradiction on the light of quatitative data which show current and sistematic violence against young students who do not identify them self with hegemonic gender/sexual identities. In a second section, we present some conceptual recalls in the ways of naming these violence for the purpose of repositioning them as "violence for prejudice against sexual orientations and non-normative gender identities", within the framework of gender violence, understanding them as social phenomena and not as individual "cases". In the third and last section, we propose some guidelines on what we consider to be a socially relevant sex education type (Britzman, 2002).