Quienes estamos comprometidos con los procesos de aprendizaje y enseñanza no podemos pasar por alto el modelo actual y sus implicancias. Por ello, con este trabajo me propongo abordar a la educación desde una perspectiva interdisciplinaria, que atendiendo a la naturaleza jurídica de mi disciplina abarque una mirada política y ética, explicitando el derecho a la educación como un derecho humano y como una obligación de los Estados. Acaso todavía sea una utopía, pero comienza a difundirse una idea rectora que anuncia el fin del muy largo período del derecho solo declarado y declamado, que no se materializa ni se cumple. Comienza el tiempo del derecho efectivo que se palpa en su ejercicio cotidiano, el tiempo en el cual las garantías operen realmente, en ese tiempo por venir, los Derechos Humanos adquieren un papel esencial, porque integrados en un orden jurídico que asegure su adecuada y justa relación con los deberes del hombre -ante su prójimo, ante la comunidad política y ante la humanidad-, son hoy la materia de reflexión jurídica y política puesto que, de no asegurarse su existencia en el marco del Estado de Derecho, no es pensable alcanzar en este momento histórico, una realidad de convivencia pacífica y digna, tanto a nivel interno como a nivel internacional de los Estados.