En la actualidad las prácticas artísticas se encuentran atravesadas cada vez en mayor medida por el concepto de hibridación. La aceptación de este nuevo modo de entender los procesos creativos permite pensar las técnicas de cada una de las disciplinas artísticas no como sistemas herméticos, sino como un conjunto de herramientas permeables para la producción artística. Este cruzamiento disciplinar ha cambiado no solo los procesos creativos de artistas ya insertos en el mercado sino también las producciones que los estudiantes de artes visuales realizan en el transcurso de sus carreras. La tarea de clasificar las obras de arte contemporáneas ya no resulta tan fácil como en el pasado, cuando podía identificarse claramente cuándo una obra era pintura, escultura, dibujo o grabado, etc. Esta transgresión de los límites amplia el abanico de recursos a la hora de crear nuevas obras de arte propiciando el eclecticismo que caracteriza a la Posmodernidad y poniendo en crisis antiguos conceptos como los de estilo y género. Al introducir el concepto de hibridación en las artes, la Posmodernidad ha logrado cambios sustanciales en las formas de producción artística que nos obliga a, por un lado, repensar las metodologías de enseñanzas existentes en la educación superior y, por el otro, integrar los elementos del lenguaje visual con los elementos básicos de los otros lenguajes con los que éste se cruza en un cuerpo teórico unificado.