El proyecto de este monográfico –que por las características de las investigaciones de los autores individuales que reúne ofrece una particular concentración de la atención en el espacio argentino– no puede sino pensarse entre espacios y entre tiempos, en el tránsito entre formas de organización política y social que se da entre España y América a lo largo de los siglos XIX y XX. La lengua en disputa es la castellana, cuyas exequias ponía en escena ya a fines del XVIII Juan Pablo Forner, y que la generación argentina del 1837, haciéndose eco de su admirado Larra, declaraba inútil para entrar en la modernidad; pero también lo son las lenguas indígenas habladas en el país. Sin embargo, el análisis que ofrecen los artículos contenidos en este dossier no se limita a la exposición de argumentos históricos acerca de las ventajas o desventajas de la unidad o disgregación lingüística del antiguo imperio, sino que se detiene con mayor precisión en las formas de intervenir en el modo en el cual esa, la lengua del estado y la nación, se desplegará en un entramado social cambiante, convivirá con otras lenguas, distribuirá autoridades.