Nos proponemos relatar la experiencia de planificación e instrumentación de una secuencia didáctica en torno al género cuento de terror. El objetivo de nuestro relato, por una parte, es reflexionar acerca de las decisiones que se toman y los modos en que se abordan los objetos de enseñanza en el aula al producir una secuencia desde un género textual, para poner de relieve la complejidad de estas decisiones. Por otra parte, al analizar tal complejidad se vuelve visible la necesidad de una acción conjunta entre didactas y docentes, por lo que buscamos reafirmar el lugar de intervención de la didáctica de la lengua y la literatura, a menudo relegado en procura de no ser identificado con la prescripción de “recetas”. Sostenemos, en cambio, que el trabajo docente, cada vez más atravesado por factores burocráticos y externos que lo condicionan y que alejan a profesores y maestros de la especificidad de su quehacer pedagógico (Achilli, 2006) requiere de insumos que permitan a los docentes desarrollar sus proyectos de enseñanza; así, la zona de trabajo de la didáctica de la lengua y la literatura es un movimiento sutil desde la propuesta no direccionada (que no norma la clase), pero que tampoco abandona el espacio de intervención como responsabilidad única de cada profesor; estos últimos, abocados a resolver problemas de otro orden, encuentran limitado el tiempo que pueden dedicar a la investigación para la planificación didáctica de sus clases. De allí que suponemos que el camino de interacción entre didactas y docentes deviene en un intercambio productivo para la planificación de los instrumentos de trabajo, para que unos y otros actores no desconfíen mutuamente de las propuestas elaboradas y para que no se señalen como los autores de una secuencia “de terror”, sino que potencien las posibilidades de investigación y trabajo en las aulas.