La vida es tiempo y nuestro tiempo vital construye los espacios para desde allí dejar nuestra impronta, nuestro paso por la existencia, esto sucede en todo acto humano pero el espacio-tiempo en el arte es un modo particular de habitar. Conlleva operaciones, movimientos, miradas, rupturas de lógicas secuenciales y un sinnúmero de expresiones; el arte también ha modelado el propio tiempo de percepción del mundo. Es casi imposible no filosofar cuando del tiempo se trata, ajustarnos al propósito de pensar en términos del lenguaje visual será nuestra intención.