Si alguien confiaba en el éxito de en un proyecto “algo distinto” –de filiación estrecha con la UNLP y la impronta de la FaHCE, para la enseñanza de lenguas extranjeras en la ciudad de La Plata– era la gente entusiasta que había estado elaborando lo que, aprobado en el Consejo Académico de la facultad en octubre de 1992, comenzaría a constituir la Escuela de Lenguas.