Las personas con discapacidad visual desarrollan en mayor medida, un mecanismo compensatorio, a través del tacto. Su cuerpo les permite, entonces, compensar la ausencia de un sentido incrementando la agudeza de los otros, con ello tienen la posibilidad de integrarse al entorno al que pertenecen. La percepción por medio del tacto tiene lugar cuando se toca una superficie, por lo tanto la percepción háptica se logra con la cooperación de dos modalidades sensoriales: la cinestesia y el tacto. De esta manera, en la construcción de una composición mental, la persona con discapacidad visual tiende a organizar el conjunto al reconocer primeramente las partes, para luego integrarlas y concebir el total de la forma de un objeto con el que hace contacto.