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La última dictadura militar ha sido un material insistente en la literatura de la época en que transcurrió y, ya avanzada la primera década de este siglo, lo sigue estando en la narrativa actual. A modo de hipótesis, diremos que la historia como material constante e inagotable de la literatura pone de manifiesto, en cada época, modos diferentes de relación del arte con aquello que podemos llamar la realidad. Pero tal diferencia no radica en el modo aparentemente más o menos cifrado de la escritura sino en cómo se percibe la literatura en tanto lectora de dicha realidad. En los ochenta, la literatura parecería asumir la tarea de hacerse cargo de la profusa selva de signos que emite la historia, con la intención de encaminarse a hallar un sentido. En la actualidad, en cambio, ya no se trataría de buscar el sentido sino redescubrir en la microfísica de una sociedad, menos una interpretación de lo inefable o indecible, que una aproximación a ciertas coordenadas sociales que trazan la historia. Trabajaremos esta hipótesis a partir del comentario de tres novelas en torno a la dictadura: El vuelo del tigre de Daniel Moyano, La vida entera de Juan Martini (1981), y una novela de un autor que ha encarado con cierta insistencia el tema en los últimos años: Dos veces junio de Martín Kohan (2002). En el caso de las novelas escritas durante los años del proceso la enunciación contemporánea de hechos terribles y complejos se enfrentó, por lo menos, a dos cuestiones desafiantes: por un lado, la censura y la persecución sufrida por los intelectuales, muchos de los cuales produjeron sus textos en el exilio; por otro, la dificultad que entraña interpretar el propio tiempo poniendo en palabras el máximo horror vivido en este país. En el segundo caso, el de las novelas escritas a posteriori, el desafío es múltiple y complejo: ¿cómo reconstruir la memoria?, ¿cómo recuperar la memoria de hechos intensamente significativos para la historia y la identidad argentinas, cuando lo más traumático de los hechos ha quedado atrás, y, al mismo tiempo, sortear el riesgo de la banalización?, ¿cómo escribir ficción en torno a sucesos que han dado lugar en aquellos tiempos a novelas de una calidad literaria que se presenta como difícilmente superable? y en relación con esto último: ¿cuáles podrían ser los aspectos todavía no indagados sobre la dictadura que pueda abordar la narrativa actual? Y más aún: ¿cuáles y de qué índole son los vínculos con el presente? Es evidente que no es lo mismo escribir y ejercer el compromiso intelectual en lo más álgido de los acontecimientos que hacerlo cuando ya no se corren peligros concretos. En efecto, si nos detenemos en los escritores cuyas novelas analizamos aquí, encontramos que tanto Moyano, Martini y otros autores contemporáneos corrieron peligros y produjeron textos en tiempos en que la tarea del intelectual era altamente riesgosa. Kohan, en cambio, nacido en 1967, tenía entre nueve y dieciséis años en aquella época y sus novelas nos hablan de un tipo de compromiso intelectual que, por razones contextuales, no es riesgoso. El verdadero compromiso del intelectual siempre está, en primer lugar, en relación con el contexto en el que produce sus textos. Los autores que escribieron durante la dictadura y aludieron a procesos sociales en los cuales ellos estaban inmersos, lo hicieron de modos más o menos cifrados, desde el país o desde el exilio, de manera que sus textos constituyen visiones de los hechos ocurridos entre el 76 y el 83, aunque siempre con una proyección interpretativa que los excede e intenta vislumbrar el sentido no sólo de lo que sucedía en aquellos años sino de la historia, como fuente inagotable de interrogantes esquivos, que se resisten a ser dilucidados y mentados. Por su parte, Kohan se refirió a la dictadura en esta década, la del 2000, y su escritura desnuda aspectos y problemas de esta época: habla de la dictadura recuperando modos de lenguaje, comportamientos y rituales que han perdurado y pueden registrarse actualmente. A lo largo del trabajo intentaré una lectura crítica de las obras seleccionadas, teniendo en cuenta estos ejes: a) los contextos; b) las derivas temáticas: la dictadura como motivo de reflexiones que echa sus tentáculos sobre cuestiones vinculadas pero más amplias: el poder y sus modos de construcción y funcionamiento, los autoritarismos, el lenguaje y las mentalidades, por señalar algunos de los tantos temas que irradia; c) los procedimientos poéticos: la alegoría, la metonimia, la elipsis, la elección del narrador y el punto de vista. Si bien este trabajo se ciñe al abordaje de las tres novelas mencionadas, es imposible no hacer referencia a otras novelas, reportajes o artículos de sus autores.