El presente trabajo pretende poner en valor la figura del Maestro alfarero berissense Carlos Moreyra como cultor y promotor de una pedagogía de acercamiento a las formas de producción cerámica de culturas originarias de la región americana, rescatando su universo productivo y simbólico. Su propuesta pedagógica –centrada en la transferencia de saberes a la manera de los antiguos- está ligada a su taller “Hombre, barro, fuego”, que no es sólo un lugar, sino que excede sus fronteras en una propuesta conceptual de continuidad y actualización de esos conocimientos ancestrales.