Finalmente, el 31 de enero de 1958, los EUA ponían en órbita su primer satélite, oficialmente llamado Alpha I, lanzado desde la Estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, dando respuesta a las acciones de su contraparte.
Así comenzaba una carrera espacial entre las dos potencias de entonces, dando lugar a que en diciembre de 1958, días antes de finalizar el Año Geofísico Internacional, Estados Unidos consiguiera colocar en órbita, mediante el cohete Atlas, un satélite que pesaba casi cuatro toneladas. Posteriormente, dos días después de terminar dicho año, la URSS lanzaba un objeto, el Lunik I, cuyo cohete le permitió superar la velocidad de liberación de la atracción terrestre (40 mil km/h).
En la descripta coyuntura internacional, donde se desarrollaba una carrera espacial con incertezas en relación a los objetivos militares, sumado al silencio del resto del globo, surge la necesidad de establecer nuevas reglas de Derecho Internacional. Por su competencia, la Comisión de Derecho Internacional debió ser la encargada de incluir en su agenda la regulación del derecho del espacio ultraterrestre, pero la cuestión respondió a carácter de urgente, debido a la amenaza de una guerra nuclear. Por ello, las Naciones Unidas (ONU) tomó el control.