El efecto museo funciona en un doble sentido. No solo las cosas comunes se hacen especiales cuando se colocan en el ambiente del museo, sino que también la experiencia de museo en si misma se convierte en un modelo para experimentarla vida fuera de sus paredes. Mezclándose con la ubicuidad del mundo del sentido común, el efecto museo acerca las distinciones entre lo exótico y lo familiar a nuestro hogar. Las calibraciones de diferencias se hacen más finas. Los objetos diferenciados se acercan. Uno se hace cada vez más exótico para sí mismo, a medida que uno imagina cómo otros podrían contemplar aquello que nosotros consideramos normal.